jueves, 20 de septiembre de 2012

ENVUÉLVALO PARA LLEVAR




A Enrique Vila-Matas (Barcelona 1948) lo voy leyendo en distintas direcciones. A cada nueva entrega, le hago un guiño a alguna de sus entregas anteriores. En Historia abreviada de la literatura portátil se cuenta la creación, desarrollo y posterior desaparición de la sociedad secreta de los Shandys (personaje de la novela de Laurence Sterne), o de los portátiles, de la que formaron parte, más o menos activa, artistas como Duchamp, Scott Fitzgerald, Walter Benjamin, César Vallejo, Rita Malú, Valery Larbaud, Pola Negri, Berta Bocado, Alberto Savinio o Georgia O’Keefe. Esta obra, una de las más celebradas del autor, es un punto de inflexión en su escritura, si tenemos en cuenta que celebra la literatura como un todo que engloba ese aspecto casi místico de viajar en (y con) los libros.
El aspecto fundamental de los shandys ha de ser que la obra sea transportable, es decir, breve, casi efímera, bosquejos, trazas de literatura portátil. Tocados con algo de locura, insolentes y rígidos en su arte, un rasgo los caracteriza por encima de todos: la soltería, como una especie de inatadura literaria imprescindible.





Vila-Matas escribe un texto casi perfecto, al que dota de verosimilitud con esa capacidad creativa que lo caracteriza. Su escritura fluida, lúcida, casi transparente, original y provocadora casi siempre, parte de la evolución, o, para darle un toque más a lo Vila-Matas, de su autoevolución dentro de la literatura, de su propia literatura, que es ya, por sí misma, un pasajero de sus propios libros.
Otras consideraciones aparte, Enrique Vila-Matas es uno de nuestros grandes escritores, un escritor que traspasa las fronteras de la literatura para convertirse, él mismo y sus textos, en parte fundamental de su escritura, en un fundamento mismo de quien escribe desde ese lado salvaje y clarividente de las letras.



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